El mundo que percibimos tan solo con lo que dios nos
entrego, nuestros ojos, oídos, paladar, nariz, manos nos limita nuestra
percepción. Vemos el sol, pero lo vemos del tamaño de una canica, vemos las
estrellas, pero nos parecen un punto, vemos las montañas a lo lejos, pero no es
hasta que estamos escalándola cuando realmente comprendemos la dimensión que
tienen. Cuando nos cuesta un esfuerzo descomunal y un tiempo infinito caminar
largas distancias, es cuando nos damos cuenta de lo lejos que están las cosas.
De este modo nuestros sentidos nos limitan en todos los aspectos, no podemos
escuchar sonidos muy agudos ni muy graves, tenemos una leve perspectiva de la
intensidad del sonido. Uno muy abrupto nos parecería un simple grito, con
aparatos de alta tecnología podemos traducir este tipo de sonidos a uno que
podamos escuchar. Así pasa con los sabores, nos reducimos a distinguir entre
amargo, ácido, dulce, saldo, entre otros. Hace falta un paladar muy
desarrollado para poder distinguir más de los cotidianos. Más nunca llegara a
conocerlos todos. El tacto por su parte también lo tenemos muy poco
desarrollado y una vez más nos impide captar por ejemplo vibraciones de muy
baja frecuencia. El olfato comparado con
el de otros animales, como un sabueso, seria comparado a la vista de una
lombriz con la de un halcón.
Así nuestros sentidos se encuentran en su totalidad muy poco
desarrollados. De ahí que tengamos por naturaleza humana un déficit de
percepción.
Hago referencia a tan abrumadoras afirmaciones, por que así
como nuestros sentidos tienen un déficit de percepción, también nuestro cerebro
esta lleno de carencias de percepción. Por más avanzado que sea nuestro nivel
intelectual un ser humano jamás podrá percibir cantidades muy altas. Cuando
hablamos de 100 toneladas, uno intenta visualizar una montaña quizá, o una roca
muy grande, pero jamás acertara ciertamente a la dimensión exacta de tal
volumen de masa, o peso. Ello no esta ligado necesariamente a un problema de
imaginación, no significa que tengamos una escaeces de imaginación. Sino a un
incapacidad orgánica neuronal. Esto es que el cerebro humano no ha evolucionado
lo suficiente, o al menos en ese aspecto, por que no es una necesidad mera de
la humanidad. La supervivencia de la especie no depende del percibir o no la
distancia de la tierra a un punto en el cielo.
Esta incapacidad neurológica se vuelve a su vez en una
incapacidad de comprensión y científica. La gente, los libros, la ciencia puede
hablar de cantidades extravagantes, 1000 años luz, .0005 nanómetros, billones
de estrellas o litros en el mar. Pero ni siquiera ellos pueden comprender,
visualizar totalmente de que están hablando. Porque nadie ha viajado 1000 años
luz ni nadie a visto los litros en el mar.
Una capacidad que quizá algún día solo la tendrán
computadoras racionales muy avanzadas. Por su velocidad de procesamiento quizá
ellas a diferencia de nosotros podrán contar hasta un billón sin
desconcentrarse y visualizar cada
dígito.
Nosotros por nuestra parte, estamos limitados a lo que
nuestros sentidos combinados con lo que nuestra comprensión e imaginación
puedan captar, de ahí que nos cueste nada el comprender un metro o 20 metros por que nosotros mismos estamos muy cercanos
a medir esa escala. No podemos ver el mundo ni comprender las unidades de
medida como lo haría una hormiga.
Partiendo de esto, si la imaginación es tomada como un
sinónimo de visualización, difiero de algunas afirmaciones como las que dicen
que la imaginación es ilimitada. Pues la imaginación como proceso neuronal tiene que estar forzosamente ligada a la
comprensión humana.
Mi tema el tamaño de las cosas, habla de medidas,
dimensiones, tamaños que resultan para cualquier tipo de personas,
invisualizables. Pero haremos nuestro mejor esfuerzo por comprenderlo. Y
tenemos que estar consientes de una cosa: las medidas con las que tratamos SON
EXCÉNTRICAS así como sus propiedades.